lunes, 16 de enero de 2017

La odisea de la dependencia en la Comunidad de Madrid

Sra. Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, Sr. Carlos Izquierdo Torres, consejero de Políticas Sociales y Familia, y Sr. Carlos González Pereira, director general de Atención a la Dependencia y al Mayor, voy a contarles una historia.
El 28 de octubre de 2015, mi suegra, cuyo nombre familiar es Cari, sufrió un ictus que casi la mata. Pero, por suerte, sobrevivió. El diagnóstico inicial fue devastador: lado derecho del cuerpo paralizado, y afasia completa, lo que parecía condenarla a pasar el resto de su vida sin moverse, sin comer, sin hablar y aparentemente sin entender.
Pasados los primeros momentos críticos en el Ramón y Cajal, y después en la Princesa, fue trasladada al Hospital de Guadarrama, un centro público de media estancia, especializado en la atención y cuidados de personas con necesidad de rehabilitación. La enorme profesionalidad y cariño que allí nos encontramos dieron sus frutos, y gracias al esfuerzo de Carlos, el logopeda, Helena, la terapeuta ocupacional, Rocío, la fisioterapeuta, su enfermera Nuria y el resto del equipo, Cari recuperó las ganas de seguir, comenzó a comer por sí misma y volvió a conectarse con la realidad.
Pero la etapa de Guadarrama tocó a su fin porque, a pesar de que la evolución era buena, no resultaba todo lo rápida que el sistema estaba dispuesto a asumir. En marzo de 2016, tras su alta forzosa, Cari ingresó en un centro privado con un programa de rehabilitación intensivo, cuyo coste prácticamente duplica su pensión.
Por suerte, Cari cobra la pensión máxima, tiene unos pequeños ahorros y una familia que puede respaldarla. Gracias a eso, al buen hacer de tantos profesionales y a su fuerza de voluntad, el día de Reyes, por ejemplo, pudo comer roscón en mi casa y reírse con las ocurrencias de sus nietas. Porque sí, hoy Cari va en silla de ruedas y no habla, pero ha desarrollado una sorprendente capacidad mímica para hacerse entender. Como ven, no hay que desdeñar las posibilidades de un buen programa rehabilitador.
Los centros públicos de rehabilitación son denominados "de media estancia", es decir, para mejorar lo que sea posible en apenas tres meses y luego o te pagas un centro privado o te quedas como estás.
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