martes, 10 de octubre de 2017

10 de octubre Día de la Salud Mental

#10-O
#DiaMundialDeLaSaludMental

Las personas que experimentamos algún tipo de sufrimiento psíquico somos invisibles. Vivimos escondidas y marginadas porque la enfermedad es un estigma.
La psicología clínica está en España muy por debajo de la media europea: 4,5 por 100.000 habitantes frente a 18.

Hay que sacar a las familias y al entorno más próximo de la orfandad y la falta de conocimiento para dotarlos de los medios necesarios para poder transformar su papel doliente en un factor positivo en la recuperación de la salud.

La contención mecánica (eufemismo de “atarnos a una cama con correas”) es una práctica de la que se abusa de una manera alarmante, muchas veces como castigo cuando nos “portamos mal” o como forma de inmovilizarnos cuando no hay suficiente personal.

La gestión de la salud mental no puede ser un negocio en manos privadas.
10 de Octubre

Exigimos acabar con los hospitales psiquiátricos de régimen manicomial.



Señalamos la necesidad de establecer unidades de formacióny apoyo psicológico para nuestro entorno más cercano.

Reclamamos una asistencia psicológica con la frecuencia necesaria, puesto que el tratamiento no puede basarse sólo en la farmacoterapia. La psicoterapia continuada es una vía fundamental para mejorar nuestras condiciones de vida.

Reclamamos una asistencia psicológica con la frecuencia necesaria.

Las presiones de las farmacéuticas convierten en un negocio privado lo que debería estar orientado al bien común. Hay alternativas, como las psicológicas, que harían innecesario el abuso de la respuesta farmacológica.

Hoy las personas con trastornos mentales damos un paso al frente para acabar con la estigmatización y la marginación a las que nos vemos sometidas y reclamar niveles de respeto a la altura de la dignidad del ser humano, de cualquier ser humano.


Reclamamos protocolos que permitan acabar con las sujeciones mecánicasón y la marginación a las que nos vemos sometidas y reclamar niveles de respeto a la altura de la dignidad del ser humano, de cualquier ser humano.

El prejuicio de la peligrosidad social no sólo provoca desprotección y sufrimiento sino que conduce también a una vulneración intolerable de nuestros derechos, que se ven suprimidos sólo por causa de nuestro diagnóstico.

Los trastornos relacionados con el sufrimiento psíquico se disparan en épocas de crisis, porque hay una relación clara entre precariedad, estrés y salud mental, y se hacen además más frecuentes las patologías duales.

Existe una relación clara entre sufrimiento psíquico y la condición de género, porque la sobrecarga de tareas relacionadas con los cuidados y la diferencia de recursos económicos hace que el porcentaje de mujeres sea más elevado.

Desde el comienzo de la crisis los suicidios se han disparado un 20%, llegando a ser a día de hoy la mayor causa de muerte externa, por encima de los accidentes de tráfico.

Los trastornos mentales se vinculan con el riesgo público. Se nos ve como personas peligrosas o, como mínimo, provocamos prevención, pese a que los datos de la OMS han desmentido nuestra relación con la violencia hasta la saciedad.

La Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas establece que "todo paciente tiene derecho a ser tratado lo menos restrictivamente posible y a recibir el tratamiento menos restrictivo y alterador”.

Reivindicamos nuestro derecho a la información y a la participación en la toma de decisiones. El personal sanitario debe respetar nuestras decisiones respecto a nuestro propio cuerpo y nuestra salud, lo cual exige obtener un consentimiento informado.

La sobremedicación a la que se nos somete con una frecuencia alarmante para tratar de suplir otras carencias en muchas ocasiones nos impide llevar una vida normal.

La esperanza de vida de las personas con determinados trastornos mentales es sensiblemente inferior a la del resto de la población, y los efectos adversos de los medicamentos no parecen ajenos a este hecho.













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